PADRE JOSE
MARÌA BRENTANA SDB –
CURA
UNIVERSAL DEL ALTO VALLE DE RIO NEGRO Y NEUQUÉN
|
Padre J.M. Brentana |
“El Padre
José María Brentana ha pasado en Allen una vida de abnegación y de sacrificio
que solo su alma grande podía soportar, desde 1914 a 1939”
..Palabras que no son poco elogio, en boca del esforzado y callado
misionero de San Antonio, Valcheta y la pre cordillera rionegrina, Padre Carlos
Frigerio.
A su paso fue levantando numerosos templos en
Allen, Cinco Saltos, Cipolletti entre otros, esta corona de Templos engarzó su
última piedra en las inclementes y desmanteladas lomas de Plaza Huincul, que el
Padre José María evangelizaba desde los tiempos de las primeras búsquedas
petrolíferas. Noble sello de oro es para su apostolado esta invitación a su
último triunfo:
Comisión de
Damas Pro Templo - Plaza Huincul
Noviembre 5
de 1934…
Me es grato
dirigirme a Ud. Comunicándole que el día 19 del cte. Se llevará
a efecto la
colocación de la piedra fundamental de la capilla,
siendo el
íntimo sentir de la C. D. que la ceremonia de bendición sea oficiada
personalmente
por Ud. Que tanto trabajó y suspiró por este día….
Blanca M.de
Cáceres Bertodano ,…Presidenta
La nota no detalla el motivo de tanto trabajo
y suspiro, pero la memoria de quienes participaron de esta historia no falla: al
éxito del descubrimiento del petróleo le siguieron 30 pozos más, nueve de ellos
hasta 1922, el resto bajo la dirección de la empresa YPF ; pero entre 1927 y
1933 no se descubren nuevas estructuras y el desaliento se instaló en las
pujantes comunidades, lo cual ponía en peligro la existencia de la
Administración Plaza Huincul. El Padre José María instó a las mujeres a rezarle
sin cesar a Santa Teresita, lo que movilizó a la comunidad a no bajar los
brazos y comenzar la construcción de una Capilla en honor a esta milagrosa
Santa. Fruto de la constante oración, las tareas de exploración indicaron la
presencia de Petróleo en lo que se llamaría posteriormente “Bajo Baguales”, en
1938 “Avanzada Norte” y “Mina Chita”, “Senillosa” (1940), “Loma Negra” (1940) y
por último en diciembre de 1941 “Challacó”.
|
Parroquia Santa Teresita Campamento Uno Año 1938 |
|
Parroquia Santa Teresita |
|
Parroquia Santa Teresita |
Siempre me pregunto, porque hay hombres que
teniendo una familia, un lugar en el mundo, patria, cultura, una historia,
deciden abandonarlo todo para viajar hacia lugares inhóspitos y desolados, solo
para dar testimonio de su fe, para dar a conocer a Quien es la razón de sus
vidas. Sin pedir nada a cambio, provistos nada más que de su inquebrantable
decisión.
Así he conocido a muchos, actualmente de la Congregación del Verbo
Divino, pero en mi infancia y adolescencia eran hombres de Don Bosco,
salesianos. Fueron ellos los primeros en llegar a la Patagonia y hoy sus
nombres son evocados continuamente cuando nombramos, lugares, pasajes,
poblados, barrios y calles. Digo evocamos porque el pronunciarlos no podemos
sustraernos solo al lugar designado, sino que nuestra memoria nos devuelve
también una imagen, una anécdota, una frase que nos lleva directamente a la
persona.
Cuando surgió el petróleo en Plaza Huincul,
los salesianos ya habían instalado su carpa y su mensaje en el Alto Valle de
Río Negro y Neuquén y en toda la patagonia argentina, fueron también los que
ayudaron a escribir nuestra historia haciéndose historiadores, descubrir
nuestros horizontes haciéndose geógrafos, y a alimentar el espíritu de hombres
y mujeres que haciendo a un lado sus sentimientos construyeron sus hogares en
el desértico Neuquèn.
Hacia 1914 cuando se aconsejan las perforaciones
en Plaza Huincul a la atura del Km 1297 ,
el Ferrocarril del Sud Tenía entre
Neuquén y Zapala (punta de riel) dos estaciones: Challacó y Ramón Castro.
Challacó distaba a 25 Km aproximadamente del Campamento lo cual dificultaba
muchísimo las tareas de desembarco de las máquinas perforadoras y esto cuando
era inevitable detenerse porque el bulto así lo requería, el resto de los
materiales, insumos, correspondencia y mercadería de todo tipo lo arrojaban
desde los vagones a la altura del puesto de la Pasto Verde quien era la encargada
de recoger principalmente la correspondencia.
A pedido
del Ing. Hermitte a cargo de la Dirección de Minas, se llegó a un acuerdo con
el Ferrocarril hacia 1918, por el cual a dos Kilómetros de Plaza Huincul el Ferrocarril
haría una parada eventual para descargar todo tipo de envíos incluidos los
correspondientes al personal que vivía en el Campamento, enmarcado por el
paisaje de la meseta neuquina, de tipo estepario, con pocas lluvias; arbustos
bajos y espinosos, como el neneo, el matasebo, jarilla y zampa, pastos
endurecidos por la rigurosidad del clima que con el cambio de estaciones solo ofrecía
a la vista desde un descolorido amarillo hasta el ocre.
Sorteando dificultosamente el viento, ese era
el trayecto que a pié hacía el Padre José María Brentana para llegar al campamento petrolero cargado de
unos bolsos y unos enormes títeres. Venía
a visitar a sus “rezadoras” decía él. Todos esperaban su llegada, la gente de “El
Zanjón”, los de “La Laguna Colorada”, los que se habían ubicado en una
hondonada detrás de Plaza Huincul, algunos de los cuales vivían en cuevas; los
que tenían ranchos en terrenos de `propiedad del ferrocarril, cerca de la
estación y también los que estaban aledaños al tambo de los Cubito, las mujeres
del Campamento, hasta el llamado Barrio Peligroso posteriormente Pueblo Nuevo……….
Su sotana de un negro muy gastado no soportaba mas remiendo, de baja estatura,
muy delgado, cabello blanco si es que se puede llamar cabello a unos pocos
mechones que cubrían su cabeza y dejaban ver su piel blanca.
El Padre Néstor Zubeldía, sdb
describe mejor que nadie este singular personaje:
“Hoy parece impensable que un solo cura tuviese que atender desde Río
Colorado (provincia de Río Negro, en el límite con La Pampa) hasta Picún Leufú
(en el interior de Neuquén). Y eso viajando en tren o en el sulky “Alegría”, en
tiempos de malos caminos y con ríos caudalosos que había que cruzar en balsa.
En todos los pueblos: Allen, Fernández Oro, Huego, Cipolletti, Cinco Saltos,
Neuquén, Cordero, Plaza Huincul, Zapala, Picún Leufú… la prodigalidad desmedida
del padre José María era dueña de todos los bienes y de todos los hogares: los
Ferrer, Larrosa, Gavazzi, Minelli, Ciucci, Filipuzzi, Patrono, Croceri, Medela,
Escala, Lizazo, Gutierrez, Fortunato, Potenzoni, Polowczyk, Salto, Elosegui,
Canale, Galvato…
El padre José María Brentana había nacido en Chiari, Lombardía (Italia)
en 1870. Luego de unos años en el seminario diocesano de Brescia (de donde
según parece fue expulsado por no poder pagar la cuota) pidió entrar al
noviciado salesiano. Un año más tarde, en 1889, parte como misionero a América.
En Bahía Blanca formó parte de la comunidad que fundó la obra salesiana. Allí
se destacó, entre otras cosas, por el oratorio y por sus famosas funciones de
títeres. El 11 de febrero de 1895 fue ordenado sacerdote en Carmen de Patagones
por monseñor Juan Cagliero.
Sus primeras corridas no fueron muy victoriosas en el alto Valle, hasta
consta que de ahí lo corrieron. La crónica del Colegio San Miguel de Roca,
apunta el 22 de abril de 1914: “Llega el Padre Brentana echado por el herrero
de Allen”…. Jajaja “Dios le da los
trabajos más difíciles a sus mejores soldados”, gran verdad….
Entre 1912 y 1940 fue cura universal del Alto Valle del Río Negro y de
Neuquén, y logró hacerse querer por toda la gente de esa extensa zona. Para
tener una idea de por qué lo querían tanto, basta con seleccionar algunos
renglones de las numerosas cartas que recibía a diario:
«Le mando 80 pesos giro postal, de estos 80 usted enviará 30 a mi
hermano Fernando y los 50 restantes los repartirá entre los 5 hermanos míos...»
«Quizá usted podría ayudarme algo en el sentido de conseguirle trabajo a
mi hijo. Como usted es todo sacrificio para el prójimo, ha tenido mucho roce
social con las autoridades, y no hay duda de que una palabra suya vale mucho.»
«En esta cárcel de Buenos Aires hay una buena mujer que está aquí hace 9
años y tendrá que estar otros 6. Tiene una conducta irreprochable. Me ruega le
pida a Ud. un grandísimo favor que la tiene preocupada. Ha sabido que su
anciano padre está enfermo desde hace bastante tiempo, y desea que reciba los
santos sacramentos. El enfermo se llama Hipólito Quintero, y me dice la hija,
que se llama Herminda, que siguiendo la huella del sud se llega a Zapala, y de
allí a Picún Leufú, donde preguntando por la familia Quintero (...) le dice que
va en nombre de su hija, que le pide perdón por todos los disgustos que le
puede haber dado, y le pide su paternal bendición...»
«¡Cuántas veces se quedó sin comer, dando su almuerzo o cena al que se
lo pedía! Y cuando ya no le quedaba nada, y caía uno de estos pobres que no se
animan a pedir por miedo a ser corridos, entonces se desorientaba un poco, sus
ojos se humedecían ante la imposibilidad de dar, y me decía: “¿Y ahora,
Carlitos? ¿Qué hacemos con este pobre?” (...) Porque a él venían de todos
lados, sea por un problema o por otro. Él todo lo trataba de arreglar de alguna
forma. ¡Cuántos no consiguieron un empleo o una medicina o tantas otras cosas
que los pobres no tienen, y sobre todo el cariño que a mí me había negado la
vida!» Contaba uno de sus sacristanes.
«Recibía muchas limosnas –sigue contando uno de sus monaguillos–, pero a
pesar de las donaciones que recibía, nunca tenía nada. Frecuentemente me
hablaba de la vida desgraciada de los ricos, que por conservar o aumentar sus
bienes de fortuna, no descansan ni de día ni de noche, y viven en continua
zozobra. Recordaba también a menudo las graves palabras que la madre de Don
Bosco, Mamá Margarita, le dijo al entrar en su casa después de ser consagrado
sacerdote: “Mira, Juan, si algún día llegas a ser rico, tu madre jamás pisará
tu casa...” Y contemplando el inmenso desorden de su habitación, me decía
sonriendo: “Esto es igualito que la casa de Don Bosco... sólo faltaría que
estuviese Mamá Margarita para arreglarlo un poco”.»
Podríamos escribir la vida de este salesiano enumerando las capillas que
se deben a su empeño en el Alto Valle o las calles que actualmente llevan su
nombre en cada pueblo o ciudad. O también haciendo la lista de los bautismos
que realizó en tantos años (aunque después casi siempre se olvidaría de
anotarlos en los registros parroquiales). Pero es mejor conocerlo en el
registro imborrable que su vida dejó en la memoria y en el corazón de la gente
que tanto lo quiso. Un pastor protestante de Cinco Saltos, el Dr. Hamilton, le
confiaba a un sacerdote que lo fue a visitar:
“Donde ha estado el padre José María es muy difícil convencer a nadie.
No se puede hablar de una religión contraria a la del padre. Todos me
contestan: me quedo con lo que me enseñó el padre José María, porque todo lo
que dice usted del Evangelio ya se lo hemos visto hacer a él con inmensos
sacrificios”
El Padre José María falleció en Cipolletti el 21 de Marzo de 1944, y aún
la historia de Neuquén y nuestra Comunidades de Cutral Có y Plaza Huincul no le
han dado el debido reconocimiento.
Fuentes:
Boletín Salesiano Octubre 2010 – Nº 670
Padre Néstor Zubeldía, sdb Nota
del Boletín Salesiano “El Cura de Todos”
Libro “El Santo Desorden del P. José María – Cura Universal del alto
valle del Río Negro y Neuquén” de Pascual Paesa Ed. Don Bosco 1960