Quienes nos precedieron dejaron una huella y está en nosotros retomar ese camino para encontrarlos, descubrir sus nombres, quiénes fueron, qué hicieron y cómo vivieron. Debemos rescatarlos del olvido, porque ellos viven en nosotros.

Analía Montórfano


domingo, 30 de junio de 2013

PADRE JOSE MARÌA BRENTANA SDB – CURA UNIVERSAL DEL ALTO VALLE DE RIO NEGRO Y NEUQUÉN



PADRE JOSE MARÌA BRENTANA SDB –
CURA UNIVERSAL DEL ALTO VALLE DE RIO NEGRO Y NEUQUÉN

Padre J.M. Brentana



“El Padre José María Brentana ha pasado en Allen una vida de abnegación y de sacrificio que solo su alma grande podía soportar, desde 1914 a 1939”  ..Palabras que no son poco elogio, en boca del esforzado y callado misionero de San Antonio, Valcheta y la pre cordillera rionegrina, Padre Carlos Frigerio.
A su paso fue levantando numerosos templos en Allen, Cinco Saltos, Cipolletti entre otros, esta corona de Templos engarzó su última piedra en las inclementes y desmanteladas lomas de Plaza Huincul, que el Padre José María evangelizaba desde los tiempos de las primeras búsquedas petrolíferas. Noble sello de oro es para su apostolado esta invitación a su último triunfo:
Comisión de Damas Pro Templo  -  Plaza Huincul
Noviembre 5 de 1934…
Me es grato dirigirme a Ud. Comunicándole que el día 19 del cte. Se llevará
a efecto la colocación de la piedra fundamental de la capilla,
siendo el íntimo sentir de la C. D. que la ceremonia de bendición sea oficiada
personalmente por Ud. Que tanto trabajó y suspiró por este día….
Blanca M.de Cáceres Bertodano ,…Presidenta

La nota no detalla el motivo de tanto trabajo y suspiro, pero la memoria de quienes participaron de esta historia no falla: al éxito del descubrimiento del petróleo le siguieron 30 pozos más, nueve de ellos hasta 1922, el resto bajo la dirección de la empresa YPF ; pero entre 1927 y 1933 no se descubren nuevas estructuras y el desaliento se instaló en las pujantes comunidades, lo cual ponía en peligro la existencia de la Administración Plaza Huincul. El Padre José María instó a las mujeres a rezarle sin cesar a Santa Teresita, lo que movilizó a la comunidad a no bajar los brazos y comenzar la construcción de una Capilla en honor a esta milagrosa Santa. Fruto de la constante oración, las tareas de exploración indicaron la presencia de Petróleo en lo que se llamaría posteriormente “Bajo Baguales”, en 1938 “Avanzada Norte” y “Mina Chita”, “Senillosa” (1940), “Loma Negra” (1940) y por último en diciembre de 1941 “Challacó”.

Parroquia Santa Teresita Campamento Uno Año 1938

Parroquia Santa Teresita

Parroquia Santa Teresita

Siempre me pregunto, porque hay hombres que teniendo una familia, un lugar en el mundo, patria, cultura, una historia, deciden abandonarlo todo para viajar hacia lugares inhóspitos y desolados, solo para dar testimonio de su fe, para dar a conocer a Quien es la razón de sus vidas. Sin pedir nada a cambio, provistos nada más que de su inquebrantable decisión.
Así he conocido a muchos,  actualmente de la Congregación del Verbo Divino, pero en mi infancia y adolescencia eran hombres de Don Bosco, salesianos. Fueron ellos los primeros en llegar a la Patagonia y hoy sus nombres son evocados continuamente cuando nombramos, lugares, pasajes, poblados, barrios y calles. Digo evocamos porque el pronunciarlos no podemos sustraernos solo al lugar designado, sino que nuestra memoria nos devuelve también una imagen, una anécdota, una frase que nos lleva directamente a la persona.
Cuando surgió el petróleo en Plaza Huincul, los salesianos ya habían instalado su carpa y su mensaje en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén y en toda la patagonia argentina, fueron también los que ayudaron a escribir nuestra historia haciéndose historiadores, descubrir nuestros horizontes haciéndose geógrafos, y a alimentar el espíritu de hombres y mujeres que haciendo a un lado sus sentimientos construyeron sus hogares en el desértico Neuquèn.
Hacia 1914 cuando se aconsejan las perforaciones en Plaza Huincul  a la atura del Km 1297 , el Ferrocarril  del Sud Tenía entre Neuquén y Zapala (punta de riel) dos estaciones: Challacó y Ramón Castro. Challacó distaba a 25 Km aproximadamente del Campamento lo cual dificultaba muchísimo las tareas de desembarco de las máquinas perforadoras y esto cuando era inevitable detenerse porque el bulto así lo requería, el resto de los materiales, insumos, correspondencia y mercadería de todo tipo lo arrojaban desde los vagones a la altura del puesto de la Pasto Verde quien era la encargada de recoger principalmente la correspondencia.
 A pedido del Ing. Hermitte a cargo de la Dirección de Minas, se llegó a un acuerdo con el Ferrocarril hacia 1918, por el cual a dos Kilómetros de Plaza Huincul el Ferrocarril haría una parada eventual para descargar todo tipo de envíos incluidos los correspondientes al personal que vivía en el Campamento, enmarcado por el paisaje de la meseta neuquina, de tipo estepario, con pocas lluvias; arbustos bajos y espinosos, como el neneo, el matasebo, jarilla y zampa, pastos endurecidos por la rigurosidad del clima que con el cambio de estaciones solo ofrecía a la vista desde un descolorido amarillo hasta el ocre.
Sorteando dificultosamente el viento, ese era el trayecto que a pié hacía el Padre José María Brentana  para llegar al campamento petrolero cargado de unos bolsos y unos enormes títeres.  Venía a visitar a sus “rezadoras” decía él. Todos esperaban su llegada, la gente de “El Zanjón”, los de “La Laguna Colorada”, los que se habían ubicado en una hondonada detrás de Plaza Huincul, algunos de los cuales vivían en cuevas; los que tenían ranchos en terrenos de `propiedad del ferrocarril, cerca de la estación y también los que estaban aledaños al tambo de los Cubito, las mujeres del Campamento, hasta el llamado Barrio Peligroso posteriormente Pueblo Nuevo………. Su sotana de un negro muy gastado no soportaba mas remiendo, de baja estatura, muy delgado, cabello blanco si es que se puede llamar cabello a unos pocos mechones que cubrían su cabeza y dejaban ver su piel blanca.
El Padre  Néstor Zubeldía, sdb describe mejor que nadie este singular personaje:

“Hoy parece impensable que un solo cura tuviese que atender desde Río Colorado (provincia de Río Negro, en el límite con La Pampa) hasta Picún Leufú (en el interior de Neuquén). Y eso viajando en tren o en el sulky “Alegría”, en tiempos de malos caminos y con ríos caudalosos que había que cruzar en balsa. En todos los pueblos: Allen, Fernández Oro, Huego, Cipolletti, Cinco Saltos, Neuquén, Cordero, Plaza Huincul, Zapala, Picún Leufú… la prodigalidad desmedida del padre José María era dueña de todos los bienes y de todos los hogares: los Ferrer, Larrosa, Gavazzi, Minelli, Ciucci, Filipuzzi, Patrono, Croceri, Medela, Escala, Lizazo, Gutierrez, Fortunato, Potenzoni, Polowczyk, Salto, Elosegui, Canale, Galvato…
El padre José María Brentana había nacido en Chiari, Lombardía (Italia) en 1870. Luego de unos años en el seminario diocesano de Brescia (de donde según parece fue expulsado por no poder pagar la cuota) pidió entrar al noviciado salesiano. Un año más tarde, en 1889, parte como misionero a América. En Bahía Blanca formó parte de la comunidad que fundó la obra salesiana. Allí se destacó, entre otras cosas, por el oratorio y por sus famosas funciones de títeres. El 11 de febrero de 1895 fue ordenado sacerdote en Carmen de Patagones por monseñor Juan Cagliero.
Sus primeras corridas no fueron muy victoriosas en el alto Valle, hasta consta que de ahí lo corrieron. La crónica del Colegio San Miguel de Roca, apunta el 22 de abril de 1914: “Llega el Padre Brentana echado por el herrero de Allen”…. Jajaja     “Dios le da los trabajos más difíciles a sus mejores soldados”, gran verdad….
Entre 1912 y 1940 fue cura universal del Alto Valle del Río Negro y de Neuquén, y logró hacerse querer por toda la gente de esa extensa zona. Para tener una idea de por qué lo querían tanto, basta con seleccionar algunos renglones de las numerosas cartas que recibía a diario:
«Le mando 80 pesos giro postal, de estos 80 usted enviará 30 a mi hermano Fernando y los 50 restantes los repartirá entre los 5 hermanos míos...»
«Quizá usted podría ayudarme algo en el sentido de conseguirle trabajo a mi hijo. Como usted es todo sacrificio para el prójimo, ha tenido mucho roce social con las autoridades, y no hay duda de que una palabra suya vale mucho.»
«En esta cárcel de Buenos Aires hay una buena mujer que está aquí hace 9 años y tendrá que estar otros 6. Tiene una conducta irreprochable. Me ruega le pida a Ud. un grandísimo favor que la tiene preocupada. Ha sabido que su anciano padre está enfermo desde hace bastante tiempo, y desea que reciba los santos sacramentos. El enfermo se llama Hipólito Quintero, y me dice la hija, que se llama Herminda, que siguiendo la huella del sud se llega a Zapala, y de allí a Picún Leufú, donde preguntando por la familia Quintero (...) le dice que va en nombre de su hija, que le pide perdón por todos los disgustos que le puede haber dado, y le pide su paternal bendición...»
«¡Cuántas veces se quedó sin comer, dando su almuerzo o cena al que se lo pedía! Y cuando ya no le quedaba nada, y caía uno de estos pobres que no se animan a pedir por miedo a ser corridos, entonces se desorientaba un poco, sus ojos se humedecían ante la imposibilidad de dar, y me decía: “¿Y ahora, Carlitos? ¿Qué hacemos con este pobre?” (...) Porque a él venían de todos lados, sea por un problema o por otro. Él todo lo trataba de arreglar de alguna forma. ¡Cuántos no consiguieron un empleo o una medicina o tantas otras cosas que los pobres no tienen, y sobre todo el cariño que a mí me había negado la vida!» Contaba uno de sus sacristanes.
«Recibía muchas limosnas –sigue contando uno de sus monaguillos–, pero a pesar de las donaciones que recibía, nunca tenía nada. Frecuentemente me hablaba de la vida desgraciada de los ricos, que por conservar o aumentar sus bienes de fortuna, no descansan ni de día ni de noche, y viven en continua zozobra. Recordaba también a menudo las graves palabras que la madre de Don Bosco, Mamá Margarita, le dijo al entrar en su casa después de ser consagrado sacerdote: “Mira, Juan, si algún día llegas a ser rico, tu madre jamás pisará tu casa...” Y contemplando el inmenso desorden de su habitación, me decía sonriendo: “Esto es igualito que la casa de Don Bosco... sólo faltaría que estuviese Mamá Margarita para arreglarlo un poco”.»
Podríamos escribir la vida de este salesiano enumerando las capillas que se deben a su empeño en el Alto Valle o las calles que actualmente llevan su nombre en cada pueblo o ciudad. O también haciendo la lista de los bautismos que realizó en tantos años (aunque después casi siempre se olvidaría de anotarlos en los registros parroquiales). Pero es mejor conocerlo en el registro imborrable que su vida dejó en la memoria y en el corazón de la gente que tanto lo quiso. Un pastor protestante de Cinco Saltos, el Dr. Hamilton, le confiaba a un sacerdote que lo fue a visitar:
“Donde ha estado el padre José María es muy difícil convencer a nadie. No se puede hablar de una religión contraria a la del padre. Todos me contestan: me quedo con lo que me enseñó el padre José María, porque todo lo que dice usted del Evangelio ya se lo hemos visto hacer a él con inmensos sacrificios”
El Padre José María falleció en Cipolletti el 21 de Marzo de 1944, y aún la historia de Neuquén y nuestra Comunidades de Cutral Có y Plaza Huincul no le han dado el debido reconocimiento.


Fuentes:
Boletín Salesiano Octubre 2010 – Nº 670
Padre  Néstor Zubeldía, sdb Nota del Boletín Salesiano “El Cura de Todos”
Libro “El Santo Desorden del P. José María – Cura Universal del alto valle del Río Negro y Neuquén” de Pascual Paesa Ed. Don Bosco 1960

1 comentario:

  1. Excelente nota, muchas gracias por compartir la vida de esta gran persona, un testimonio impresionante de amor hacia los demás. Cuanta falta de estos valores son necesarios en estos tiempos.

    ResponderEliminar